Transcurridos más de ocho
años desde el inicio, en 2008, de la crisis – quizás sería más propio hablar,
más que de crisis propiamente dicha, de recesión o depresión-, las inquietudes
mencionadas con mayor frecuencia, en el entorno de la empresa familiar en
España, apuntan hacia una demanda de disminución de los tributos que gravan la
actividad de sus negocios. Una aligeración, en definitiva, del marco impositivo
en vigor en la actualidad.
En realidad, se trata de
reivindicaciones asumidas, igualmente, en el entorno de empresas familiares de
otros países y, en particular, de la mayoría de países de nuestro entorno
europeo – occidental.