martes, 10 de diciembre de 2013

Ahorrando para la Jubilación


Como todos los años por estas fechas sale a la palestra el tema del ahorro para la jubilación. Al aproximarse el final del ejercicio los bancos, entidades financieras y aseguradoras se lanzan a por el ahorro destinado a la jubilación. Este ímpetu tiene su causa en el gancho del ahorro fiscal. Determinados productos de ahorro finalista para la jubilación, por la normativa del IRPF, gozan de unos beneficios fiscales, de unas reducciones de impuestos que se materializarán en la próxima declaración de Renta a presentar en la primavera del año 2014.

Bajo la amenaza/advertencia de que lo que no aportemos ahora no podremos beneficiarnos del ahorro fiscal en primavera, se lanzan estas entidades a hacer su agosto en pleno invierno. Nos ofrecen todo tipo de regalos en función de los importes de las aportaciones que realicemos, incluso nos ofrecen un porcentaje, nada despreciable en las condiciones financieras actuales, si traspasamos a sus entidades las posiciones que en este tipo de productos tengamos en otras entidades de la competencia.

El ahorro para la jubilación, desde nuestro punto de vista, es algo mucho más importante y a lo que deberíamos prestar una mayor atención durante todo el año, no únicamente en estas fechas de efervescencia mediática. Más aún, si como parece inevitable las prestaciones por jubilación que nos puede garantizar a futuro el Estado y la Seguridad Social son cada vez más reducidas. La más inmediata reforma de las pensiones ya apunta la desvinculación del IPC de la revalorización de las mismas.

Esta dinámica de reducción de las pensiones parece que va a ser la tónica de futuro, parece cada vez más patente que las pensiones públicas se centrarán en cubrir un mínimo vital, de forma que la distancia entre la pensión mínima y máxima de la Seguridad Social se irá reduciendo, vía la reducción de la pensión máxima. En este escenario queda claro que deberá ser el interesado el que, mediantes sus propios recursos, deberá de procurarse los medios que necesite para vivir por encima de esa pensión garantizada.

En este orden de cosas, consideramos que una correcta planificación de la jubilación debe ser una prioridad en cada uno de nosotros y nos debe ocupar durante todo el año, sin perjuicio claro está de los ajustes que resulte conveniente hacer cada final ejercicio para sacar el máximo rendimiento financiero-fiscal a nuestro ahorro.

Una correcta planificación fiscal debe partir, en primer lugar, de plantearnos qué recursos necesitaremos para vivir cuando nos jubilemos. Qué recursos serán necesarios para que podamos mantener un nivel de vida similar, en la medida de lo posible, al que venimos llevando durante nuestra vida activa. Para ello, cada uno de nosotros deberíamos prestar atención a nuestras circunstancias personales actuales, en el momento de plantearnos actuar, de futuro inmediato necesidades de comprar una vivienda o de cambio de la actual, y futuras de la jubilación propiamente dichas.

En función de estas necesidades tenemos productos que se centran exclusivamente en la jubilación, productos ilíquidos hasta el momento de la misma, de los que no podremos echar mano en caso de necesidad. Estos productos tienen una ventaja fiscal actual, proporcionan un beneficio fiscal inmediato en el año de la aportación, pero tienen dos inconvenientes, uno, ya mencionado, de la iliquidez hasta la jubilación, o resto de contingencias, y otro que en el momento de su rescate tributarán sin reducción en el IRPF.

Estos productos son los que a final de año nos intentan vender los bancos, entidades financieras y aseguradoras. Son productos que para determinadas personas resultan atractivos pero que puede que para otras no los sean tanto. Estamos hablando de los Planes de Pensiones, los Seguros de vida llamados planes de previsión asegurados y las EPSVs en el país vasco. Cada uno de estos productos tienen sus características de inversión y riesgo que en cada caso habrá que valorar.

Las aportaciones a estos productos, en Gipuzkoa, reducen la base imponible del IRPF, de forma que el porcentaje de impuesto a pagar se reduce. Se pueden reducir las aportaciones a sistemas particulares hasta en 5.000,00 € anuales, y hasta 12.000,00 conjuntamente si estos productos tienen carácter laboral, y se corresponden con contribuciones realizadas en nuestro nombre por las empresas.

Por otra parte, en el terreno más puramente financiero, tenemos el resto de productos de ahorro, genéricos, no específicamente destinados a la jubilación, que en función de sus características propias pueden tener una mayor liquidez o menor liquidez, un mayor o menor riesgo financiero o, a igualdad de rentabilidades financieras, una mayor o menor rentabilidad financiero-fiscal, entendida esta como la rentabilidad financiera descontado el efecto fiscal.

Este tipo de productos son los productos normales de inversión, de ahorro, caso de los depósitos a plazo fijo, los fondos de inversión, la renta fija pública, deuda pública, renta fija privada, deuda emitidas por empresas, los seguros de vida de capitalización y los seguros de ahorro, etc. Este tipo de productos tiene una incidencia fiscal durante toda su vida, en función de las características de cada uno, si producen intereses o no, si producen dividendos, cuando los producen, etc.

Este tipo de productos también sirven para la planificación de la jubilación, su tributación, además, los convierten en un instrumento importante a tener en cuenta a la hora de la planificación de nuestra jubilación. Su fiscalidad en el momento del rescate o de la obtención de las rentas, en el que sólo se tributa por los rendimientos o beneficios obtenidos hace que su incidencia fiscal sea menor y que, por tanto, la rentabilidad financiero-fiscal resulte atractiva en comparación con los anteriores.

Por otro último, tendríamos otro tipo de inversión, no financiera, cuyo componente principal sería el sector inmobiliario. La inversión directa en inmuebles bien para destinarlos al alquiler, bien para tras su uso, caso de la segunda vivienda, poder realizarlos en un futuro.
Centrándonos exclusivamente en los productos financieros entendemos que la mejor forma de ahorrar para la jubilación es una combinación de las distintas alternativas en función de nuestras características y perfil inversor.

En el caso de un inversor medio, que por su necesidades de liquidez pueda destinar recursos a productos finalistas para la jubilación, EPSVs, Fondos de Pensiones y Planes de previsión social (seguros de vida), le recomendaríamos aportar a éstos en función del ahorro fiscal actual que los mismo le reportan. Estos productos son apropiados para personas con rendimientos del trabajo y de actividades económicas altos, que tributan a tipos marginales del IRPF altos, (entendemos como tipos marginales de renta altos el porcentaje de la tabla del IRPF que en función de sus ingresos les resulta aplicable, a mayor ingreso mayor tipo impositivo).

Este tipo de personas sí debe tener muy presente, al final de cada ejercicio, el importe aportado durante el año, así como el importe que antes del final de éste puede aportar, siempre dentro de los límites vistos de 5.000,00 o 12.000,00 en Gipuzkoa, con la finalidad de obtener la mayor ventaja fiscal posible.

Por el contrario, estos productos finalistas pueden no resultar fiscalmente aconsejables cuando haya necesidades de liquidez actuales, o en un futuro inmediato, y cuando la ventaja fiscal obtenida con la aportación no resulte significativa, caso de rentas bajas, o de aportaciones por encima de los límites fiscales. En estos casos, resultan más apropiados el resto de productos financieros de ahorro general.

Partiendo de la base que nuestro objetivo es el ahorro para la jubilación, nosotros consideramos que a la hora de invertir no conviene perder de vista la denominada rentabilidad financiero-fiscal. En determinadas ocasiones la fiscalidad puede igualar la rentabilidad de dos productos financieros diferentes. Por ello, a la hora de poner en práctica nuestro plan para la jubilación aconsejamos tomar en consideración el efecto que la fiscalidad pueda tener a lo largo de nuestro período de ahorro, así como en el momento del rescate o de su uso, una vez ya jubilados.

Por último, querríamos llamar la atención sobre los seguros de vida y ahorro como alternativa de inversión de los productos financieros puros, podríamos decir. Los seguros de vida suponene una buena opción si lo que buscamos es constituir un capital futuro. En determinadas circunstancias y determinadas personas, necesitamos una mínima disciplina para ahorrar y esa disciplina nos la aportan los seguros de vida ahorro, al forzarnos a pagar unas primas periódicas de cara a constituir un capital futuro. Sin olvidar que la rentabilidad finaciera pura puede resultar superior y que suponen una garantía del capital aportado y de las rentabilidades que se van obteniendo a lo largo de periodo de ahorro.

Por otro lado, hay que tener presente que este tipo de seguros son convenientes, tanto para la jubilación, como para constituir capitales futuros con cualquier otra finalidad, como puede ser los estudios universitarios de nuestros hijos o cualquier otra que nos podamos plantear.

Como comentamos la planificación de la jubilación y el ahorro es un asunto que nos debe ocupar todo el año, y no solo preocuparnos cada final de año. Desde EURITAX LEGAL ASESORES, estamos a su disposición para asesorarle o guiarle en esta labor. Estamos a su disposición.

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